Contemporaneos

lunes, 14 de febrero de 2011

Recuerdos





Recuerdo la primera vez que vi morir a un niño,
su mirada perdida y su escaso aliento,
torturado por, entre la pena y la angustia, el cohecho,
en que el arrepentimiento; en su lecho… era íntimo.

Recuerdo que blasfemaba fantasías perdidas
que por fin seguro sabía, no existirán,
y entre lagrimas y dolor opacaba sus pupilas;
parto y muerte manaba, de su sangre al brotar.

Recuerdo la primera vez que maté a un hombre,
esas cosas no son fáciles de olvidar,
sin premeditarlo, calculé su punto débil,
y en su cara disparé a su energía vital.

Recuerdo que era casi invencible,
por lo que su propia perfección, fue su ruina al final,
no fue difícil, la verdad, cortarle sus raíces,
un tronco sin su base, no tiene hojas que entregar.

Recuerdo la primera vez que murió quien amaba,
unas vidas después, de la muerte de otros hombres…
 se develó el pasado que me cegaba,
descubriendo que vivió solo en mis ilusiones.

Recuerdo todas las muertes del pasado,
ya sean por mis manos o las de otros seres,
pues siempre fue mi sangre (suicidio o asesinato)
la que brotaba para parir nuevas pieles.

Recuerdo tantos recuerdos,
muchos que al recordarlos duelen;
recuerdos de agónicos alientos
o recuerdos de esperanza y muerte.

Recuerdos de niños muertos,
alimento pútrido para el hombre emergente…
recuerdos de hombres muertos,
al olvidar por que fallecen.





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