El desnudo como atentado conciente al inconsciente cotidiano…
el sentir la piel sin piel de la boca hasta el ano,
el poder plasmar caricias a ombligo abierto día a día,
no solo con las manos, no solo con los labios….
con toda la piel si precisa.
El desnudo como atentado conciente al rutinario letargo,
vivir la libertad que hace tiempo presidiaria,
vive encerrada en nuestros cuerpos y en nuestras almas,
cual si admirar y aceptar un cuerpo hiciera daño.
El desnudo como arma de lucha frente a esencias apagadas,
pacatos retoños del mundo que se han vuelto esclavos
de sus propios miedos, de su propia herencia,
si por obligación mas que por conciencia,
tapan sus cuerpos para evitar los escarnios.
El desnudo, como instrumento de protesta,
ante instituciones e institucionalizados,
que pretenden ser dueños de nuestras vidas…
que donde no transitan sus pasos es delito y pecado.
El desnudo como mana de vida…
el desnudo, digan lo que digan
el desnudo… él desnudo…
tú desnudo, y que el mundo siga.
El desnudo sin miedos, es terapia infalible a la psicología,
¿para que pagar un amigo profesional?,
acéptate tal cual eres…
como tu en tus pies descalzos,
no existió ni existirá jamás
esencia tan bella y exquisita.
Con arrugas o sin ellas, con manchas u estrías,
con cicatrices de experiencia o pieles ya extintas,
al aceptarnos y mostrarnos, irradiamos cada uno,
toda aquella magia que llevamos contenida…
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