Somos nuestro peor enemigo

Somos carceleros de nuestro propio pensamiento,

verdugos y acechadores, de nuestros pasos, su avanzar,

limitando nuestros sueños, limitamos horizontes,

limitando inevitablemente la verdad y realidad.

Quizás por que carecemos de optimismo;

esa energía pura que mana de los escombros,

o bien será el orgullo de rellenar el rebaño digno…

adormecido que adormece… nos adormecemos nosotros.

Dicen que pocos humanos viven realmente,

aun cuando todos, de una u otra forma, mueran,

y es que el progreso discrimina las metas,

premiando los complejos que emulan los laureles.

El trabajo dignifica a quien lo tiene,

pues educados estamos a ser tuercas y tornillos,

siendo parte de la maquina, nos sentimos vivos,

produciendo; produciendo sin casi ver los bienes.

Somos solo lechones tras la ubre capital,

ciegos nos alimentan en mamaderas sordas

para destetarnos de choque al pastoreo y la engorda,

aceptando sin más opción todo lo que nos dan…

aceptando de buena fe, “siempre hay quienes están peores”,

asumimos como verdad única nuestro corral,

para la ubre nunca faltaran lechones,

-los que no bailen su ritmo, no bailaran jamás-

Cegados estamos, no hay duda de eso,

conformándonos a ser carne y canal,

el matadero ha sido nuestra cuna y colegio,

 nuestro pasto y pradera…

edén y patíbulo por igual

Y estamos en un punto crucial,

no podemos dejar la pradera, ni aceptar ser canal

es una paradoja quisquillosa y espeluznante,

¿como forjar nuevas praderas,

si ningún lechón lo ha logrado antes…?

Pues de la única manera posible:

despegarse del rebaño adormecido,

despertar la vista a nuevos horizontes

pues praderas hay por millones,

solo falta la solidaridad de crear nuevos caminos.

De dejar la esperanza pulcra en lo divino;

dejar de delegar en terceros e iluminados,

o todos juntos forjamos los destinos

o preparamos el cuerpo para la cuchilla y el mercado.

La carne de borrego, para el capitalismo,

es por mucho, su tesoro más preciado,

pues sustenta y fortalece sus principios,

y a su vez, se reproduce a muy buen tranco.

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Glosario:   

Canal: se le llama a la parte (o porcentaje) ocupable de un animal dentro de un centro de faenamiento o matadero.